Resiliencia

Por qué desde la Resiliencia

IRYDE hace especial énfasis en la Resiliencia porque es la capacidad del ser humano para afrontar la adversidad y salir fortalecido de la misma. La persona resiliente acepta la realidad, desarrolla un pensamiento positivo y creativo para actuar y encuentra su sentido para avanzar y superarse.
La Resiliencia se cultiva en un proceso de entrenamiento mental que consigue que la plasticidad neuronal juegue a nuestro favor y tiene una repercusión directa en nuestro bienestar, funcionando como un sistema de prevención de riesgos en el ámbito emocional. Los estudios en neurociencia de nuestros investigadores y su constante actualización de conocimientos nos permiten articular un método eficaz, ampliamente testado y respaldado científicamente, para que las personas aprendan a ser resilientes, a vivir con aceptación y responsabilidad, acostumbrándose a interiorizar los factores externos de forma constructiva para evitar situaciones de bloqueo y distrés.

El beneficio inmediato, irrenunciable, es gente más feliz construyendo una sociedad mejor. La Resiliencia es la gran generadora de valor añadido también en el mundo empresarial. El mayor activo de una organización es su capital humano, por lo que invertir en el desarrollo emocional de los trabajadores aumenta su confianza, mejora las relaciones interpersonales, agiliza los procesos y en consecuencia aumenta los beneficios empresariales. Además, el capital emocional va más allá de las cifras de ventas, pues incluye intangibles tan importantes como reputación, fidelización de cliente, nuevos y mejores canales de comunicación…. aspectos esenciales para el éxito a medio y largo plazo de cualquier negocio.

El análisis del ROI emocional en la productividad de las empresas es el eje de las intervenciones sobre la inteligencia emocional en la organización. Si el ROI emocional es positivo, da lugar a trabajos excelentes y a profesionales competentes, si por el contrario es negativo, el profesional se separa de la organización y pierde motivación y sinergias.

La tendencia a valorar el ROI como máximo indicador válido puede ser un grave error cuando lo que estamos valorando es la salud emocional de las personas. Este indicador no es capaz de recoger la complejidad del estado de las personas. Los empresarios y directivos son los exponentes clave para generar el ROI emocional. Un pobre Desarrollo Emocional genera climas inadecuados, baja productividad, pérdida de compromiso, poca innovación y pérdida de competitividad empresarial.

¿Qué hemos aprendido hasta ahora?

Que las compañías viven en un entorno cada vez más volátil, incierto, complejo y ambiguo (VUCA por su acrónimo en inglés). No se trata de predecir lo impredecible, sino de estar preparado para afrontar el cambio y, cuando es posible, de anticiparlo y liderarlo. Este escenario está cambiando la forma que tienen las empresas de interactuar con sus ecosistema (clientes, empleados y colaboradores). Además, exige una adaptación constante. Por eso la Resiliencia Organizacional es la mayor ventaja competitiva que pueden tener las compañías. Si las situaciones de crisis inhiben los procesos vitales del sistema, es porque las entendemos como una forma de fracaso individual o sistémico. Estamos hablando de la incapacidad temporal para hacer frente de manera eficaz a la complejidad generada por las variables en el contexto del sistema.

En oposición, el éxito de la superación del momento crítico pertenece a las organizaciones, los grupos y los individuos resilientes, porque ellos son los agentes capaces de reconocer, adaptar y absorber las variaciones, las transformaciones, las alteraciones, los trastornos y las sorpresas. Sobre todo, con aquellas interrupciones o situaciones críticas que están fuera del conjunto de las perturbaciones con las que el sistema puede tratar de manera normal.
La Resiliencia Organizacional es la capacidad de una organización para encarar adversidades, superarlas adaptándose al nuevo escenario, salir reforzada del periodo de crisis y convertir esa capacidad en una ventaja competitiva frente al resto de empresas de su mismo sector. Ninguna organización está a salvo de entrar en crisis, pero las hay que saben prever futuros riesgos o simplemente saben reconocer a tiempo las nuevas circunstancias y reaccionar adecuadamente, lo que les permite adaptarse constantemente. Y los tiempos de reacción son fundamentales. Podemos entender la decadencia institucional como una enfermedad caracterizada por estadios: más difícil de detectar pero más fácil de curar en los primeros estadios, más fácil de detectar pero más difícil de curar en sus estadios más avanzados. Una organización puede parecer sólida por fuera pero estar ya enferma por dentro. Las empresas sanas tienen la capacidad de autoexaminarse y renovarse en cuanto a personal, estructura, tecnología y tareas, mientras todos los implicados trabajan armónicamente. En caso contrario, corren el riesgo de sufrir tensiones que repercutirán de modo negativo en el balance de resultados. Entre los costes indirectos se cuentan los siguientes fenómenos y sus efectos (datos extraídos del estudio Preventive Stress Management in Organizations. American Psychological Association):

• Pérdida de vitalidad, de respuesta y de recuperación
• Baja moral, escasa motivación y elevada insatisfacción
• Soluciones de continuidad en la comunicación, con un descenso de su frecuencia y un aumento de las distorsiones
• Errores en la toma de decisiones, por deficiente capacidad de enjuiciamiento;
• Peor calidad de las relaciones laborales, con desconfianza, falta de respeto y animosidad;
• Agresividad y violencia, tanto verbal como física
• Costes en materia de oportunidades, pues los trabajadores estresados no se aprovechan de las oportunidades, ya que están empleando la energía de que disponen en hacer frente o en sobrevivir

¿Cómo se logra la Resiliencia Organizacional? Como todos los cambios significativos y perdurables: de dentro hacia afuera. Las organizaciones se componen de equipos, y estos, de personas. Si las personas no cambian de forma efectiva, la organización tampoco lo va a hacer. En último caso, la Resiliencia es salud mental; se trata de conseguir personas más sanas, componiendo organizaciones más sanas en una sociedad más sana.

Existe una alerta de la OMS que señala al estrés como “una epidemia mundial con un alto coste alto y la principal causa de baja laboral”:
La salud psicológica es responsable del 11% del consumo de los recursos globales. El 80% de los trabajadores padece o ha padecido síntomas de estrés (según una encuesta desarrollada por Gallup Inc.). El estrés es el segundo problema de salud más común en el trabajo y afecta al 22% de los trabajadores de la UE-27. Una estimación moderada de los costes que origina el estrés relacionado con el trabajo apunta a unos 20 000 millones de euros anuales. Y más asombroso aún es el sufrimiento humano que produce a muchos millones de trabajadores en Europa.

España no es ajena a esta enfermedad, y los costes por tratamientos de depresión y estrés se elevan a nada menos que 745 millones de euros anuales. El 53,5% corresponde a costes directos (tratamientos farmacológicos, ingresos), mientras que el 46,5% restante se debe a costes indirectos (pérdidas de productividad o la incapacidad temporal para trabajar).

Según el VII Estudio CinfaSalud, avalado por la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS) y publicado por la Agencia EFE, el 53% de los españoles con estrés desarrolla una enfermedad física o problemas psíquicos o emocionales, y hasta 12 millones y medio de personas se sienten estresadas frecuente o continuamente.
• Cuatro de cada 10 encuestados afirma que el estrés les genera problemas de concentración y rendimiento.
• Un 4,6% asegura que les ha hecho perder amigos.
• Un 4,3% que le ha llevado a renunciar a su empleo.
• Un 1,7 declara que ha sido el motivo de divorcio o separación.
• Un 1,5 por ciento dice que es la causa de despido laboral.

Según el mismo informe, los síntomas que más a menudo afectan a quienes sufren estrés son: irritabilidad (46,8%), ansiedad (39,5%), insomnio (38%), dolores de cabeza y musculares (32,2%) y fatiga física (29,9%). El estrés afecta más a menudo a la mujer que al hombre, ya que una de cada dos (48,7%) declara sentirlo frecuente o continuamente, frente a uno de cada tres varones (31,5 %). Los menores de 45 años presentan un mayor grado de estrés que quienes han superado esa edad.
Los estudiantes son quienes más indican sufrir estrés (55,6%), seguidos de las personas en busca de su primer empleo (50,7%), y en tercer lugar, de los trabajadores, tanto por cuenta ajena como propia (41,4% en ambos casos).
Los factores familiares (74,3%) generan más estrés que los económicos (49,7%). Entre quienes sufren estrés, el 50,9% lo atribuye al exceso de actividades y la falta de tiempo, y las siguientes causas son cansancio o sueño (46,2%), conflictos laborales (43,2%), la enfermedad propia o de un familiar (41,4%) y problemas emocionales (40%).
También las nuevas tecnologías, señala el estudio, son fuente de estrés. Casi un 30% así lo asegura. Un 68,2 % sitúa las coordenadas de este estrés en la imposibilidad de “desconectar”. Para el 54,6 % es la necesidad de respuesta inmediata lo que les genera estrés, y para el 33% el temor a la adicción o la dependencia.

Frente a estos datos, la Resiliencia se constituye como la capacidad para resistir y afrontar adecuadamente el estrés, pues las personas resilientes identifican las demandas de sucesos estresantes, aplican estrategias de resolución de problemas y gestionan con flexibilidad su respuesta emocional, manejando las emociones negativas y aprovechando las positivas para mantener su motivación.